Nos gusta vivir engañados

Os voy a contar un secreto…

Cualquier persona que se le pregunte cuál es la realidad va a creer responder certeramente a la cuestión. Una pregunta obvia, todo el mundo sabe qué es real y qué no lo es… Pero, realmente, ¿con qué nivel de acierto podríamos contestar a esa pregunta?

Cada uno entiende por realidad lo que él interpreta como realidad, no una realidad absoluta en sí misma. Muchas veces oímos el término ‘mi verdad’, pero lo importante no es la palabra verdad, sino que es mío, mi percepción de la verdad, lo que me parece que es verdad, por lo que no dejará de ser una aproximación a la realidad.

Entonces, partiendo de la base de que la verdad que la gente nos cuenta es una mera interpretación de carácter personal de la realidad, ¿por qué tendemos a catalogar esa verdad como verdad absoluta y estrictamente real? Aquí está el error, nos va a costar menos trabajo asumir esa realidad que darle una interpretación propia con carácter crítico y relegarla a ‘opinión personal’.

Todo esto, ¿por qué? Pues tristemente, porque nos da igual la realidad, somos capaces de comernos todo lo que nos den por no pensar. Muchas cosas, probablemente, ni siquiera nos afecten directamente, entonces, ¿para que pensar? Si eso dicen que es así, pues así será, yo sigo aquí pensando en qué voy a hacer dentro de media hora…

Esta actitud hace que no tengamos conciencia propia de la realidad que nos rodea. Nuestro criterio se basa en opiniones personales de gente que ha reflexionado más sobre esas realidades y a las que le ha dado un carácter personal que hemos convertido en absoluto. Esto nos convierte en un rebaño de gente altamente manipulable que sólo se guía por impulsos intrascendentales impuestos por la sociedad.

Capaces de dar la vida por nuestro equipo de fútbol, capaces de matar por nuestra bandera… Pensando lo que alguién con más criterio que nosotros quiere que pensemos y sin ver las causas que han provocado nuestra situación momentánea, pero revelándonos ante esa situación

Pero lo más sorprendente de todo, es que así llegamos a ser felices, conseguimos un ficticio status social y todo ‘nuestro’ universo gira en torno a unas falsas expectativas.

Ten en cuenta, que tienes la capacidad de decidir, la libertad de opinar y el derecho a pensar de forma original sobre todo lo que interactúa contigo. Es lo que hace que seas y no la proyección del ‘tú’ que la gente quiera que seas. Actúa siempre con criterio propio y haz todo lo que puedas para ver el mundo con tus propios ojos. El día que ya no estés será tarde para que te recuerden como realmente eras y ya no podrás vivir en el mundo que hubieras construido para ti.

El tiempo pasa, hoy no te preocupa vivir ‘engañado’, incluso te hace feliz, ni siquiera te das cuenta de que estás siendo manipulado constantemente, te están inyectando ‘tus’ opiniones en todo momento. Pero mañana habrás vivido lo que otros han programado para ti, y ¿qué opinarás de la felicidad precocinada que hayas podido conseguir?

Mira a tu alrededor, observa cómo estás siendo influenciado para beneficio ajeno y después decide. ¿Prefieres abrir tus ojos o mirar por los de otro? Tú mismo, dulces sueños…

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2 respuestas a Nos gusta vivir engañados

  1. Andrán dijo:

    He leido con atención tu artículo porque se parece mucho a otro que acabo de leer, y voy a contestar más o menos lo mismo.
    Hoy no se puede tener pensamiento crítico. No se puede cuestionar todo. Bueno… poder si que se puede pero corres el riesgo de convertirte en el amargado del grupo, en el antisocial, en el criticon. (Podía contarte con pelos y señales la que me cayó encima el día que España llegó a la final del mundial y yo dije que no iba a verlo).
    Se han empeñado en vendernos una sociedad en la que no es necesario pensar ni cuestionar nada. De eso ya se encargan otros por tí que son quienes te dices que es lo que tienes que comer, ponerte, que programas de televisión o películas hay que ver, si tienes que vacunarte porque una pandemia «mu» mala de gripe A va a acabar con la raza humana.
    Tu no tienes que cuestionar nada. Si ellos lo han dicho, y ellos saben más que tu, se da por bueno sin indagar.

    Lo más triste de todo es que este juego lo sigue el 90% de la sociedad.
    Ya lo dijo Antonio Machado «En este país de diez cabezas nueve embisten y una piensa».

    Un saludo compañero crítico. Te invito a que, si te apetece ya que pensamos parecido, visites mi blog.

  2. Grs dijo:

    Muy buena reflexión, hacía tiempo que no leía algo tan cierto, te felicito por haber descubierto esta parte de la «realidad», me gusta mucho cómo lo has expresado.

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